La respuesta a la pregunta varía en función de quien se encargue de ofrecer una respuesta. Aficionados, artistas y estudiosos no se ponen de acuerdo. ¿Cuál es la capital de flamenco? ¿Madrid, Sevilla, Jerez de la Frontera, Granada…? ¿Dónde nació y dónde se desarrolló este arte? ¿Qué tendría que tener una ciudad para ser considerada la capital mundial del flamenco?
Diremos, en primer lugar, que este arte, como tal, tiene sus primeras referencias en el siglo XIX. Y que no surgió en un único punto, sino en varios, repartidos por la geografía andaluza, con emporios artísticos tan destacados como los barrios de Santiago y San Miguel, en Jerez, Triana, Utrera o Lebrija.
Madrid, en este sentido, no solo da algunos artistas emblemáticos, como Ramón Montoya o El Güito, sino que acoge a todos
Extremadura y las zonas del Levante español también tuvieron una aportación extraordinaria al repertorio jondo. El gran escaparate, además de Sevilla, ha sido y es Madrid, donde se crearon nuevas formas de espectáculo y nuevos públicos a través de los tablaos, la industria encontró uno de sus epicentros, y los artistas, desde los años 50 en adelante, aunque ya con los cafés cantantes hubiesen vivido otras épocas de auge, se asentaron. La ciudad es un destino por el artista y público deben pasar, bien para consagrarse bien para descubrir.
Pasado y futuro
Madrid, en este sentido, no solo da algunos artistas emblemáticos, como Ramón Montoya o El Güito, sino que acoge a todos y los programa. Se crean barrios flamencos y se genera toda una red por la que han de pasar los iconos más señalados: La Paquera, La Fernanda y la Bernarda de Utrera, Camarón, María Vargas, El Lebrijano, José Menese, Enrique Morente, Carmen Linares, José Mercé, Chano Lobato, Paco de Lucía, Serranito, Manolo Sanlúcar, Rafael Riqueni, Mario Maya, Farruco, Matilde Coral, Blanca del Rey, Antonio Gades… De todas partes de España, vienen a la capital a triunfar.

Aquella época sentó las bases del circuito flamenco del que hoy goza Madrid: una de las principales capitales del flamenco en el mundo. La que más público atrae y en la que, cada noche, puede disfrutarse de cante, baile y guitarra de calidad en espacios tan emblemáticos como Corral de la Morería, uno de esos espacios escénicos pioneros desde su apertura en los años 50.
De este modo, Madrid sigue siendo uno de los polos de este arte declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Cuenta, además de con una red de tablaos que programan espectáculos con algunos de los mejores artistas del momento, como Patricia y Eduardo Guerrero, con el apoyo de los teatros, así como un gran número de ciclos, festivales y otros eventos.
El arte flamenco, y los espectáculos en los que se manifiesta ante los espectadores más diversos, goza en este sentido de mucha salud, pues todo el territorio nacional ha hecho de él una marca con la que proyectarse hacia el extranjero. Sigue vivo y continuo cambio en Sevilla, Málaga, Cádiz y Madrid, pero también en Barcelona, Tokio, Londres y Nueva York. No teniendo, eso sí, demasiadas capitales, como conoce el público que de manera asidua lo disfruta en Madrid.