Existen diferentes variantes, palos y estilos dentro de lo que podríamos denominar fandangos a compás de abandolao: la rondeña grande y la chica, el jabegote y la jabera, el que ahora nos ocupa, son algunos de los más populares. A veces aparece sola, así la grabaron muchos cantaores antiguos y otros más contemporáneos, como Enrique Morente en «Árboles», del disco «Cruz y luna» (1983). Pero, a menudo, dado su carácter vivo y amplitud melódica, que permite el lucimiento del intérprete, sirve de continuación y remate a cantes como la malagueña, más lírica y sentimental.
A principios del S.XIX encontramos las primeras noticias de las jaberas. Y el origen etimológico de la palabra, aunque no haya sido demostrado con exactitud, resulta del todo curioso. Este fandango abandolao original de Málaga que perdió el rasgueo típico en su estilización debe su nombre a dos hermanas vendedoras de habas. De haberas, jaberas. Una de las letras que más se ejecuta apunta a esta teoría:
«Dos hermanas, dos mozuelas
del barrio de la Triniá
pregonaban jaberas
y desde entonces pa acá
la canta Málaga entera”
Por último, cabe destacar que algunos de sus intérpretes históricos fueron El Canario y El Chato de Jerez, uno de los encargados de introducirla en los cafés cantantes.