La cabal es una seguirilla de cambio. Es decir, en tonos mayores. Y se utiliza, habitualmente, como remate de la seguirilla, dado su carácter bello, ampliamente musicalizado y efectista, con el que muchos cantaores querían sorprender al final de su actuación. Rara vez aparece sola, aunque grandes figuras, como El Sernita en ‘Moritos a caballo’ en el disco ‘Canta Jerez’ o El Chaqueta, la grabaron tal cual.
Una anécdota explica el origen de la palabra. En el siglo XIX, el torero Paquiro, en una fiesta privada, le ofreció una moneda al Fillo tras cantar una. Y este, algo molesto, la rechazó diciendo que él era más cabal que su cante. Desde entonces, al parecer, se acuñó el término.
Sin duda, Silverio Franconetti fue uno de sus grandes creadores. También El Planeta, el ya mencionado Fillo, Curro Durse, Loco Mateo y Manuel Molina, pioneros en dejar creaciones personales. La mayoría de las cuales se siguen interpretando y reinterpretando hoy.