Mariana

Fueron los gitanos trashumantes los que asientan las bases de estas melodías que después los cantaores profesionales incorporaron al género jondo. Se cuadra, como la farruca y el garrotín, en el compás de los tientos. También como ellos es un cante que no goza de una popularidad excesiva, aunque está en el repertorio de muchos intérpretes, tanto del pasado como en la actualidad.

«Tronlorón, tronlorón…, tronlororeiro, tronloreiro, tronlorón…», anuncia el artista que lo ejecuta como salida del cante, antes de que den comienzo las letras, que hacen alusión a la mariana, «manquita y coja». En un momento estuvo muy extendida, tanto es así que al padre del guitarrista Luis Maravillas lo apodaron Niño de las Marianas, por hacer de ella su seña. Después la han grabado otros como El Mochuelo, El Pena, Manuel Escacena y Manuel Pavón, quien no guarda ninguna relación familiar como Pastora y Tomás Pavón.

La versión que ha quedado como canónica, sin embargo, es la de Bernardo de los Lobitos, con su voz afable, ya de mayor. Posteriormente, José Menese se acercaría a ella con asiduidad, igual que hiciera con otros cantes con riesgo de olvido. La mariana lleva décadas languideciendo, pero no ha llegado a desaparecer.

 

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Mariana
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